De las hojas de ruta a los bivouac, pasando por la tecnología y la cultura: las diferencias del Rally Dakar en su “Tercera Etapa”
La edición del Rally Dakar en Arabia Saudita dio comienzo y ya son varios puntos que llamaron la atención. Acostumbrados a tener la carrera en América del Sur, ahora debemos viajar unos cuantos kilómetros para vivir uno de los deportes más extremos del mundo.
Si comparamos las sedes, es muy fácil remarcar que la carrera cambió su estilo. Hoy en día se lleva a cabo en los desiertos absolutos de África, mientras que antes estaban las ciudades cercanas que daban la posibilidad de recibir asistencia permanentemente.
Otro detalle no menor es la presencia o mejor dicho, la no presencia del público. En relación con lo mencionado anteriormente, en Arabia Saudita va a ser muy difícil ver y sentir el furor de los fanáticos. Particularmente en Argentina se armaban caravanas de gente para acompañar el Dakar y llevarlo a una popularidad nunca antes vivida.
Otro punto a tener en cuenta es el avance de la tecnología, el cual atenta contra el espíritu de la carrera. Aquellos equipos con más poder utilizarán los “Map men”, que son especialistas en definir terrenos sobre la base de mapeos satelitales y demás herramientas. Esto facilita al piloto el conocimiento de la ruta previo a la carrera. Igualmente, la organización impuso que la hoja de ruta o roadbook sea entregada 15 minutos antes de arrancar y en la mitad de la pruebas.
La logística de los equipos también es completamente distinta. El bivouac (campamento), recordado en América del Sur por sus carpas de tela, fue reemplazado por estructuras metálicas, cerradas con puertas, y con detalles del primer mundo. Cada uno tiene su aire acondicionado, mesas con sillas y en la sala de prensa hay servicios para comer como una máquina de café y de gaseosas. Los baños son otro detalle a remarcar. Las cabinas químicas que usaban en nuestro continente fueron cambiadas por trailers con baños muy bien equipados.
Saliendo de lo deportivo y de lo logístico, también hay que tener en cuenta los cambios culturales. Se hace especial hincapié al código de vestimenta y a la prohibición de demostraciones de afecto en público. Los pilotos, por ejemplo, tendrán que controlar sus emociones en las celebraciones en caso de victoria.
Habrá que ver los resultados en este nuevo escenario, pero lo cierto es que por los próximos cinco años el circuito se correrá allí, como dice el contrato, con los 15 millones por edición.
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