Días después de que la vorágine propia de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang asentara las aguas en Corea y en el mundo, las noticias siguen llegando hasta América del Sur y entre otros tecnicismos, se reveló algunas de las claves para que la delegación neerlandesa pudiera estar más relajada durante la competencia.
Y es que, al ser una de las únicas que no contaba con un lugar dentro de la Villa Olímpica, la delegación holandesa se vio forzada a convivir en una casa, financiada por sus padres y/o tutores deportivos, en donde el resto de deportistas quería llegar a pasar gracias al nivel de hospitalidad y fiesta que se ofrecía.
Sin quedar muy lejos de donde cada participante debía ir para su respectiva prueba, la casa de los holandeses trascendió entre los deportistas y más adelante en los medios al contar con una habitación especialmente separada para quien desee tener sexo, casi que en cualquier momento del día.
Al entender el contexto y sus costumbres, ningún oficial de la Federación internacional se pronunció al respecto, aunque sí lo hicieron varios medios de comunicación locales, notoriamente afectados por su rendimiento dentro de cada una de las pruebas.