El Comité Olímpico Internacional (COI) y el gobierno de Japón decidieron reprogramar los Juegos Olímpicos de Tokio para 2021 a causa de la amenaza mundial del coronavirus. Pese a las fuertes intenciones del ente de mantener la cita olímpica en agenda, la situación actual de la expansión del COVID-19 y la presión de los deportistas, obligaron a aplazar los Juegos.
El presidente, Thomas Bach, había anunciado que se abriría un período de cuatro semanas para analizar día a día el desarrollo de la crisis sanitaria mundial y su impacto en los Juegos, incluida la posibilidad de aplazarlos. Finalmente, el llamado del primer ministro japonés, Shinzo Abe, aceleró los trámites.
No es la primera vez que el COI se enfrenta a un escenario de este tipo. Hubo tres Juegos Olímpicos que debieron ser suspendidos por fuerzas mayores como el de Berlín 1916, Tokio-Helsinki 1940 y Londres 1944. La primera baja se produjo por la Primera Guerra Mundial que había comenzado dos años antes. Alemania, sede de la competencia, era uno de los países más involucrados en el conflicto bélico y objetivo de los bombardeos de los Aliados.
Nuevamente, un estallido obligó a la suspensión de los Juegos, en este caso por la Segunda Guerra Mundial. El propio Japón renunció a la organización, por lo que el COI cambió la sede a Helsinki. Sin embargo, la invasión de Finlandia por parte de la Unión Soviética en 1939 provocó la cancelación definitiva.
El caso de Londres fue producto por la misma guerra, que atravesaba sus últimos meses. Ante la crisis mundial, el COI no dudó de suspender la cita.
Igualmente, el Comité aseguró que los Juegos de Tokio no fueron suspendidos, sino reprogramados para el próximo año. De hecho, se acordó que la llama olímpica permanecerá en Japón y que los Juegos mantendrán el nombre de Juegos Olímpicos y Paralímpicos Tokio 2020. Durante semanas, los responsables de la organización del evento mantuvieron firme y especularon con la posibilidad de continuar con las fechas ya estipuladas, pero la propagación del COVID-19, la presión de las federaciones deportivas y la opinión pública influyeron para que finalmente se decidieran aplazar.