La NBA, al igual que casi todos los deportes mundiales, decidió suspender por tiempo indeterminado la competencia por el avance del coronavirus, que incluso tiene a dos jugadores de Utah Jazz afectado.

Más allá de lo deportivo, esta medida provocará grandes pérdidas económicas para la competencia de Estados Unidos. Según estudios de especialistas, cada franquicia dejará de ganar en torno a 1.9 millones de dólares por cada partido que no juegue. Este monto se estimó con el promedio de cada uno, ya que no todas tienen el mismo valor.

A su vez, el mes de parate le costará al comisionado de la NBA unos 275 millones, y esa pérdida crecería en caso de que no se pueda retomar la temporada regular, alcanzando los 500 millones de dólares. A todo eso se le suman los ingresos por concepto de publicidad, que para la temporada 2019-2020 se estimaban más de 1.500 millones.

Con respecto al tope salarial, el del 2020-2021 ya había sufrido una reducción (50% entre jugadores y propietarios), tras la tensión comercial y política con China, y el boicot planteado por dicho país a la competición. Por lo tanto, con 30 días sin competición, el tope bajará 4.58 millones, correspondientes a la división entre dos de los 275 millones esperados de pérdidas y la división de dicha cantidad entre las 30 franquicias del campeonato. Si no se jugara ningún partido más de liga regular, la reducción llegaría a los 8.3 millones de dólares.

Más allá de que estamos hablando de pérdidas que equivalen a sumas millonarias, detrás de esto hay vidas en peligro. Es por eso que, los organizadores se vieron obligados a dejar de lado sus intereses y priorizar la salud pública.

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