El semestre de Boca comenzó movido con las elecciones presidenciales y el cambio de cuerpo técnico. Con la imagen de Juan Román Riquelme de vicepresidente segundo y encargado del área deportiva del club, y la contratación de Miguel Ángel Russo como entrenador, Boca planteó nuevos objetivos para cambiar el aire del club, que venía golpeado tras las eliminaciones contra River.
Para lograr revertir eso, desde la cúpula dirigencial y técnica impusieron nuevas reglas tanto al plantel profesional como a las juveniles. Uno de los refuerzos para esta temporada, Guillermo Fernández, admitió que Russo implementó un sistema de reglas, que en caso de no ser respetadas, son sancionados con multas económicas. Quedaron prohibidas las faltas de respeto, las agresiones, las ausencias y los excesos de peso. De hecho, los jugadores están sometidos a dos controles semanales.
Está claro que la intención del entrenador es lograr mantener al equipo concentrado y en un ambiente adecuado para trabajar. La principal meta es volver a levantar un título internacional, con la Copa CONMEBOL Libertadores como deseo máximo.
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