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Review - Dragon Ball Z Kakarot

Review - Dragon Ball Z Kakarot
Miércoles 5 de Febrero de 2020

Dragon Ball nació en 1984 de la mano de Akira Toriyama, y revolucionó el mundo del papel desde la revisa Weekly Shonen Jump en Japón. Su llegada a occidente sería recién con la serie animada, que diferentes cadenas emitieron en los noventas, ante la mirada temerosa de los padres. Es que Dragon Ball era una serie infantil, pero con temas dentro de todo adultos, en especial para un continente con mucha presencia religiosa.

La historia sigue a Goku, un niño que cruza camino con Bulma y juntos se van en una mágica aventura para encontrar las Esferas del Dragon -Dragon Ball- que están perdidas por el mundo. Chistes, humor, acción y drama en una trama que cautivó a chicos y grandes desde su primera emisión al día de hoy. Solo hace falta ver el spot que Bandai realizó en Japón para notar el cariño que se le tiene a esta obra.

Y como toda obra, los juegos la han seguido desde temprano, al punto que podemos encontrar decenas de juegos sobre Dragon Ball y sus secuelas, Dragon Ball Z, GT y Super.

CyberConnect2 – Un estudio con tradición animada

El anuncio de Dragon Ball Z Kakarot se comenzó a gestar hace unos años, cuando unas filtraciones mencionaban un recuento de esta saga en forma de RPG, y con un estudio de reputación detrás. La confirmación llegaría tiempo después bajo el nombre en clave de Project Z y un estudio, CyberConnect2 o CC2.

Este estudio tiene una larga trayectoria con la industria animada y los videojuegos, siendo formado por ex miembros de GAINAX a finales de los noventa, y habiendo lanzado un proyecto multimedia, quizás el primero del estilo con la saga .Hack// -dot hack-. Si bien Hack no pegó fuerte, sus próximos lanzamientos lo harían.

Con Naruto, CC2 se hizo de un nombre entre los fanáticos del animé y entre ellos comenzó a aparecer un pedido constante. “Hagan un juego de Dragon Ball”.

Y en el 2020 con Dragon Ball Z Kakarot podemos ver lo que resulta de un estudio con trayectoria en este género, y que ha demostrado una y otra vez poder hacerse cargo de un proyecto de gran tamaño. Kakarot adapta por completo y casi sin recortes, todo el arco narrativo de Dragon Ball Z y aprovecha para ampliar lo que ya conocíamos de esta historia, con la ayuda de su creador, Akira Toriyama.

Como un Kame Hame Ha de una mano

Si alguien me preguntara cuál es el mejor juego de anime, diría que ese premio lo tiene hace años el fantástico Naruto Ultimate Ninja Storm 2, juego de CC2 también que logró captar de lleno la estética del manga y animé y los combinó con elementos de los RPGs tradicionales japoneses. Mucho de esto se puede sentir en Dragon Ball Z Kakarot, pero mientras que cada elemento se sentía pulido en el Naruto, en esta oportunidad, muchos elementos se sienten recién salidos del horno, unos 5 minutos antes de la hora indicada.

Son varias las cosas que no funcionan, o funcionan a medias en Kakarot, pero también debo decir que no llegaron nunca a distraerme de la experiencia o alejarme de la misma. Es mas, se me hacía casi imposible soltar el pad durante cada sesión de juego.

Dragon Ball Z Kakarot es un RPG de acción con elementos de aventura, que nos permite recorrer el mundo de Dragon Ball con un detalle y vitalidad nunca antes visto. Sí, en el pasado el Dragon Ball Budokai 3 había incluido una suerte de representación del mundo, pero nunca con la amplitud y fidelidad acá vistas.

Las raíces japonesas de los juegos de rol se mezclan a la perfección con la dinámica de Dragon Ball, en especial para los que leyeron el manga. Goku puede pescar de la misma forma que lo veíamos en las páginas del ya legendario primer capítulo, al igual que volar usando la Nube Voladora o participar de carreras con autos flotantes como en el ya clásico capítulo de relleno con Piccolo.

El combate ocupa una parte de la experiencia, y posee una dinámica similar a los Xenoverse, que podríamos decir han sido el prototipo para Kakarot. Peleas que se disparan a los cielos u océanos, plagadas de golpes y poderes especiales con un espectáculo visual para los jugadores, pero que carecen de la profundidad de un juego de pelea tradicional. Para una saga que se ha dedicado a destacar sus combates, puede que termine afectando nuestra capacidad de aceptarla como un RPG de acción tradicional, sin tanto nivel técnico. Esto también lleva a que algunas peleas se tornen repetitivas en particular cuando podemos abusar de algunas mecánicas como la explosión de Piccolo o la Furia para lanzar poder tras poder sin pausa entre sí.

A esto le podemos sumar que hay una cantidad frustrante de encuentros aleatorios en el mapa, que interrumpen la exploración casi de forma constante y no pueden ser esquivados salvo por un impreciso sistema de auto victoria conseguida al golpearlos mientras volamos a gran velocidad. Sumado a un sistema de lanzar poderes en el mapa mediante una cámara que hace zoom, son varias las cosas que se sienten a falta de otra palabra, arcaicas.

Aún así, si uno puede pasar estos ya clichés de los juegos japoneses, encontraremos una experiencia adictiva, que premia la exploración y el manejo de los recursos de forma constante. Subir de nivel, aprender nuevas habilidades, mejorar anteriores, realizar entrenamientos especiales para conseguir habilidades pasivas adicionales, llenar un compendio plagado de detalles y memorabilia, mejorar la relación con varios personajes y revivir ciertos combates.

Hay muchas cosas cautivantes en este juego que se van haciendo notar a medida que la historia avanza, y que muestran el trabajo que hubo en su desarrollo.

Como una carta de amor a los fanáticos y una bienvenida a los nuevos fans

Diría que no es sencillo definir a un juego como “una carta de amor”, ya que esto implica varias cosas. Por un lado, tendríamos que hablar de la parte técnica, que está presente a medias en Kakarot. Entonces ¿Puede un juego imperfecto ser una carta de amor? Por el otro, tenemos detalles pequeños, algunos que solo aparecieron en papel, información adicional, pequeñas interacciones o la forma en la que se presentan las escenas, pero ¿Solo con nostalgia alcanza?

La realidad es que es una respuesta complicada, y algo que siempre que uso la frase me hago antes de ponerla en un escrito. Es cierto, Dragon Ball Z Kakarot no es un juego perfecto, pero si bien hay algunos problemas en las dinámicas del juego, no puedo dejar de ver todo lo que si acierta, desde la coloración hasta la forma en la que están animadas las secuencias de video. Las caras y expresiones de los personajes, los minijuegos sacados ya sea del manga o el anime, pequeños guiños a la aventura original de Goku incluyendo la aparición de Octavio, Upa, Bora y mas personajes con pequeñas historias que nos muestran en qué se metieron tras el final de la primera serie.

Lo mismo en los combates, con la mecánica de Break que lamentablemente no está bien balanceada, pero que transforma a la pelea en algo mas cinemático y los pequeños QTEs presentes en las peleas finales de los capítulos.

Dragon Ball Z Kakarot también recreó varias situaciones exclusivas del manga, errores de continuidad incluidos, al igual que del anime, dándole ese adicional de afecto para los que crecimos siguiendo a Goku y compañía todos los días. Si le sumamos la estética de capítulos que toma mas el agregado de varios temas originales como Chala Head Chala y una versión instrumental de We Gotta Power, es difícil no caer cautivos del poder de la nostalgia.

Cortita y al pie

Dragon Ball Z Kakarot es uno de esos juegos que detesto revisar, porque el sistema tradicional que uno suele utilizar no le haría justicia. Por un lado, es un juego de acción y aventura con un fuerte componente de RPG estándar, no es mediocre, pero tampoco está sobre la media de la industria. Por el otro, tenemos una de las representaciones mas fieles de Dragon Ball Z de la historia, que no solo brilla en las grandes escenas de pelea, sino en los momentos mas íntimos cuando vimos en pantalla a los personajes mostrar sus verdaderos colores.

Como fanático de Dragon Ball me sorprende que hasta hoy casi no tuvimos juegos que se pusieran en pantalla la relación de Piccolo y Gohan, o la evolución y crecimiento de Vegeta como personaje. Incluso encontraremos nuevos escenarios escritos por Toriyama, que aunque cortos, nos muestran un poco mas de este mundo que tanto nos gusta.

Siguiendo los pasos del legendario Roger Ebert, solo voy a decir que Dragon Ball Z Kakarot tiene mi Pulgar Arriba. Seas o no fanático de la obra de Akira Toriyama, vas a encontrar en este un juego una experiencia completa. Aún con sus defectos retrata a pleno una de las mejores historias que el manga y el anime han visto y cuyos personajes te acompañarán, si ya no lo hacen, por el resto de tu vida.

Por: Gastón Morales