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Review - Call of Duty: Modern Warfare

Infinity Ward busca crear controversia con una experiencia mixta.
Review - Call of Duty: Modern Warfare
Martes 12 de Noviembre de 2019


Call of Duty se ha transformado en un juego que uno acostumbra a ver en los titulares de todos lados durante su lanzamiento. Ya sea por la cantidad de unidades vendidas, o las controversiales tácticas explotativas que Activision forzó durante años sobre la franquicia mas grande actualmente de video juegos.

Sin embargo, Modern Warfare, el soft reboot de la franquicia que Zampella creó hace 12 años, busca sorprender no solo por las ventas, sino por tratar de capturar un relámpago en una botella otra vez. El resultado, es mixto, y las controversias en esta ocasión, no llegan por arriesgar, sino mas bien por tratar de cambiar la historia, a favor de los Estados Unidos.

Rusia ha sido el enemigo número uno del país del norte desde que tengo memoria. Películas como Rocky, la saga de James Bond y mas han puesto a Rusia como el origen de todos los males, pero esto, no ha evitado que diferentes obras se vendan en sus tierras. Sin embargo, Call of Duty Modern Warfare se ha ganado dicho honor, y su venta en tierras de Putin está totalmente prohibido.

Esto no se debe a un simple “Rusia no es este villano que quieren retratar”, sino mas bien a la forma, intensa, en la que Infinity Ward retrata a dicho país y sus fuerzas militares en el juego.

Para poder entender esto, hay que hablar un poco de la campaña, pero no se preocupen, evitaré los spoilers cuanto pueda.

Modern Warfare busca ser un reinicio para Call of Duty, y la idea pilar es apuntar a un realismo intenso. Atrás quedaron las misiones de persecuciones en autos, los tiroteos masivos en diferentes escenarios increíbles, reemplazados por escenarios mas realistas, capítulos que se dan en campos urbanos, donde no podremos disparar a todo lo que se nos cruce.

Esta nueva filosofía entra en pleno efecto a partir de la segunda misión, donde controlaremos a nuestro segundo protagonista, Kyle Garrick, veterano de las fuerzas armadas británicas que tiene que salir a frenar un ataque terrorista en Piccadilly. Si antes la idea era disparar constantemente, ahora, hay que parar los tiros. Los terroristas están casi vestidos como civiles, y lo que los diferencia son las armas que portan en pleno contraste. Este genial diseño de nivel se repite varias veces, incluso en un fantástico recorrido por un hospital de guerra, recordándonos que no siempre todo es claro en un conflicto bélico.

Estas decisiones que tienen que tomarse en el momento, nos muestran que Infinity Ward estaba segura que no querían seguir haciendo siempre lo mismo, y así como el juego cuenta con un motor gráfico nuevo, que es increíble de ver, el juego cambia su dinámica, por algo familiar, pero que consigue sentirse diferente y fresco. Lamentablemente, estos cambios casi radicales para una franquicia tan establecida, se quedan cortos cuando los transportamos a la narrativa.

Call of Duty Modern Warfare es una historia de Buenos contra malo, donde nuestros personajes buscan ayudar a Farah, una luchadora de Urzkistan – nación ficticia inspirada en Siria – y su lucha para liberar al país de la opresión y crímenes contra la humanidad de parte de Rusia. Infinity Ward incluyó un par de momentos donde como jugadores podremos tomar decisiones, pero son todos momentos de falso libre albedrío, culminando siempre en una pantalla de pérdida o rebotando a un resultado igual sin importar lo que hiciéramos.

El estudio buscó crear momentos chocantes con su narrativa visual todavía, podemos ver cómo matan inocentes varias veces al igual que chicos, aunque en estos casos ocultos siempre por algún artilugio visual, pero nunca sentimos que se está abordando el tema a fondo.

La comparación que sale mas fácil de hacer en todo esto, es con Spec Ops The Line, un juego de disparos en tercera persona que salió en el auge de Call of Duty, cuando todos querían su propio juego militar de disparos. Spec Ops sin embargo fue diferente, no por su jugabilidad, que era aceptable – siendo generosos – sino por la forma en la que abordaba su temática, y razón por la cual al día de hoy se sigue hablando de su historia, en particular la escena del Fósforo Blanco.

Lo que Spec Ops The Line hizo, que Call of Duty Modern Warfare no se atreve a hacer es cuestionar el rol del soldado en todo momento. Poner al jugador en una posición incómoda de tener que lidiar con lo problemático que es una guerra, y que no hay blancos y negros, sino una gran escala de grises. Modern Warfare trata de crear estos momentos, pero al momento de querer asestar el golpe que impacte, guarda la mano y mira para otro lado.

El resultado es una campaña que tiene una jugabilidad de momentos en extremo atrapante, acompañada de una historia común, y sin mejores palabras, cobarde. Cobarde porque siendo el 2019 la industria de los videojuegos se debe ampliar el espectro de estas historias, y los adolescentes, en aras de la enorme cantidad de tiroteos que hubo en Estados Unidos, y la creciente alzada de las derechas agresivas, necesita entender que la guerra no es entretenimiento, las armas no son juguetes, y que la vida es importante de proteger.

Como comentaba con anterioridad, Call of Duty Modern Warfare cuenta con un problema serio en cuanto a su representación de Rusia, y esto parte de una serie de factores. El primero, es la forma excesivamente inhumana en la que los militares rusos tratan a los ciudadanos de Urzkistan, algo que veremos en primera persona en varias misiones, incluyendo ahorcamientos públicos y mas. La otra, se debe a algo que difícilmente haya sido un accidente, y es en una misión llamada “Autopista de la Muerte”, donde Farah comenta que los Rusos bombardearon todo el lugar, mientras las fuerzas armadas y civiles escapaban de la ciudad.

Esta historia no tardó en llamarle la atención al gobierno ruso, que prohibió la venta del juego. ¿El motivo? La Autopista de la Muerte existe, y es considerada un crimen de guerra ejercido por Estados Unidos y el Reino Unido durante los primeros momentos de la Guerra del Golfo en 1991. No vamos a ahondar mas en el tema, pero se estima que mas de mil personas murieron en el ataque, donde las fuerzas militares de Estados Unidos bloquearon un camino mientras bombardearon con aviones a todos los que estaban sobre la autopista.

Son este tipo de cambios, y las pequeñas cobardías aquí y allá que evitan que Modern Warfare sea mas, y tenga el impacto necesario para poner a la franquicia otra vez en boca de todos, como cuando discutíamos incansablemente sobre lo controversial de la misión “No Russians” – Nada de Rusos –. Infinity Ward sin embargo demuestra que está dispuesta a tomar riesgos con la franquicia, y quizás en unos años, tengamos un Call of Duty que quiera hacer un comentario social/político en su trama, y no solo relegarse a una fantasía de poder militar de buenos contra malos.

Cortita y al pie

En un principio no pensaba incluir nuestra tradicional conclusión a las reviews, pero me terminé convenciendo de hacerlo. Es importante notar que si bien no encuentro material que me “emocione” y me ponga a pensar como pasó en su momento con Spec Ops The Line, el juego en su campaña logra cumplir con lo cometido, y es entregar una historia cuando menos interesante, con buenas decisiones y con algunas misiones que son directamente brillantes. De mas está decir que el fuerte de esta entrega a pesar de la campaña, y las misiones de Special Ops, es el multijugador, del cual hablaré en una próxima reseña sobre ese modo(s) en particular.

Pero si nos quedamos con la campaña, si bien me quedé satisfecho, siento que todavía estamos lejos de lo que me gustaría consumir en una obra bélica a esta altura del partido. Pero para los fanáticos de la saga, del Capitán Price y de este tipo de juegos, la experiencia de seguro será mucho mejor.