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Review - Need for Speed Heat

A veces tener los mejores ingredientes no garantiza que el plato sea bueno.
Review - Need for Speed Heat
Martes 26 de Noviembre de 2019

Need for Speed nació a finales de los noventa, con juegos que buscaban traer a colación la adrenalina de las carreras en calles y autopistas, lejos de los circuitos cerrados de simuladores como TOCA y Gran Turismo. El resultado fue una franquicia que se ha perpetuado, con altibajos a lo largo de los años y diferentes generaciones de consolas.

Need for Speed Heat es la nueva entrega y la cuarta a cargo de Ghost, estudio formado por grandes talentos, pero que sin embargo sigue luchando por encontrar un norte a la hora de crear un nuevo Need for Speed. Este es un juego que por momentos puede sentirse grandioso, solo para tomar una curva y cruzarse con cientos de problemas en el diseño de la experiencia que atentan contra la diversión que uno pueda tener.

Este es un juego que ha buscado emular el éxito de una de las mejores trilogías que ha tenido la franquicia, allá a finales de la generación de la PlayStation 2 cuando lanzaron – aprovechando el éxito de Fast & Furious – con los títulos Underground, Underground 2 y Carbon. Estos tres juegos redefinieron por completo lo que Need for Speed era para muchos, mezclando elementos de personalización callejera a los vehículos al igual que por primera vez, un mundo para explorar, concesionarias que descubrir y nuevas formas de competir.

Después de elegir a uno de los varios avatares para representar a nuestro corredor – decisión casi carente de peso ya que podremos cambiarlo cuando queramos – nos vemos envueltos en una ciudad inspirada en Miami, que tiene carreras legales durante el día, e ilegales durante la noche. El concepto busca juntar las experiencias de juegos como Underground, con la personalización y las carreras ilegales con aspectos mas tradicionales de la saga, como escapar de la policía. Todo esto envuelto en una historia completamente olvidable y que no hace mas que entorpecer la experiencia. Los personajes están poco desarrollados y la excusa para los eventos es bastante innecesaria. Need for Speed necesita olvidarse de intentar de meter una historia y volver a cuando las cosas eran mas puras.

Como corredores deberemos de balancear en qué momento del día correr, algo que podremos elegir con facilidad desde el mapa del juego, o desde el Garage – lugar donde podremos mejorar el auto y personalizarlo – Las carreras durante el día sirven para conseguir fondos, plata, y así poder comprar mejoras o nuevos autos mientras que las carreras nocturnas sirve para sumar Reputación, una forma de experiencia que nos permitirá comprar nuevos autos y partes.

Esta es una dinámica que funcionaría, si no se sintiera como que uno tiene que hacer demasiadas veces lo mismo para poder progresar, y todo ese trabajo, se puede perder muy rápido si, cuando se juega de noche, se es atrapado por la policía. Sí, la policía no es un simple mecanismo de Game Over, sino que viene con penalidades, tanto en Fondos como en Reputación, lo que puede hacer a uno perder horas de juego en un segundo, y en muchos casos, casi inevitable, por problemas en el balance de los vehículos, la resistencia de nuestro auto – que ahora puede romperse – y diferentes bugs que no fueron depurados en el juego.

Mas de una vez tuve que volver a hacer varias carreras porque de la nada la policía me encontró, y sin las herramientas que tenían en digamos el remake del Need for Speed Hot Pursuit – un título que se sigue manteniendo vigente a pesar de los años – me bajaron toda la resistencia de mi auto en dos golpes, algo que me costó casi toda mi reputación, y mas del 33% de lo que tenía ahorrado.

La idea detrás del concepto, es que a la noche tendremos un multiplicador llamado Heat, el cual subirá de forma similar a las estrellas en los GTA. Mas cruces tengamos con la policía, mas alto será, al igual que la resistencia por parte de la policía. Este multiplicador solo se aplica a la noche, y aumenta la cantidad de Reputación obtenida al volver al Garage. Pero es una espada de doble filo, que no solo aumenta las ganancias sino también las pérdidas, y mientras mas alto sea, mas perderemos de ser atrapado. Esto genera un problema en el progreso, ya que las pérdidas son tan grandes que no vale la pena el riesgo. La idea detrás del mismo quizás pueda estar inspirada en los riesgos que uno tomaría al tomar un camino alterno en un Dark Souls, pero la diferencia es que detrás de ese camino puede haber una mejor arma o armadura, y acá no hay nada por el estilo, y el riesgo, es demasiado alto para querer tomarlo.

Donde Ghost Games logró capturar la naturaleza de Need for Speed fue con las carreras, en cierta medida. Las físicas de la conducción son buenas, aunque no logro sentir ese nivel de atención que la saga supo tener, y es algo que se resalta en el motor de destrucción de ambiente que le pusieron, donde todo pareciera estar armado de papel maché que ante el mas mínimo golpe estalla en mil pedazos. Esto incluye carteles, semáforos, árboles barreras de concreto y ya que estamos, columnas de puentes y edificios.

No sabría decir de dónde vino esta idea de que todo fuera destruible, quizás para balancear lo que muchos hacíamos en pasadas entregas de compensar una mala curva con una barrera o similar. Pero a la vez, esta decisión elimina muchos de los riesgos de salirse del camino y chocar un árbol, o una estructura. Por algún motivo, incluso si lo que estamos chocando son todos árboles, algunos terminan dañando al auto mucho mas que otros, lo que hace que tampoco uno pueda confiarse de salirse del camino.

Uno de los factores que con mas ansias esperaba era la posibilidad de personalizar los autos, algo que también pareciera haber sido implementado sin una idea general de lo que se quería hacer. Para empezar, muchas de las mejores son globales, algo que le quita sentido al progreso, por otro lado, la personalización estética que está mucho mejor que en la época de la PlayStation 2, no cuenta con opciones que juegos como Forza y Gran Turismo tienen. Acá uno puede crear su propio estilo de vinilos y aplicarlos, o compartirlos con la comunidad. De la misma forma, podremos ver los que la comunidad ha hecho, pero lo sorprendente es que carece de etiquetas o buscador, dejándonos a la suerte del algoritmo usado para destacar algunos vinilos.

De la misma forma, Need for Speed Heat cuenta con pocas modalidades de juego, y algo que notaremos de entrada, las pistas en general no son entretenidas de recorrer. Tanto durante el día como la noche tendremos cuatro variedades de eventos, que incluyen carreras, circuitos, drift y contra reloj. Aún así, y por algún extraño motivo, podremos personalizar nuestros autos para Off-Road y Drag Racing. Si estaban esperando estos dos modos de carrera en el juego, lamento decirles que no están, lo mismo el modo exclusivo del Need for Speed Carbon de bajadas de montañas, que vendría perfecto dado que el mapa del juego cuenta con varios caminos montañosos.

Cortita y al pie

Need for Speed Heat se siente como una mezcla de buenos ingredientes, cosas que funcionarían bien por sí solas y que son las que muchos fanáticos de la saga queríamos, pero la ejecución de este plato es cuando menos, desordenada. De piezas para un modo que no existen en el juego, a un balance de riesgo y recompensa que castiga mas que premiar, a un acceso inmediato a poder ver todos los autos y modificaciones posibles que elimina la sorpresa de encontrarlos a medida que avanzamos por la campaña.

En papel, Heat parecía ser un regreso a esa vieja vanguardia en las carreras de arcade, pero en la práctica, es otro capítulo problemático en una franquicia que se ha pasado toda la generación buscando reinventarse, mientras que en la vereda de enfrente, Forza Horizon dominó la exploración y carreras en mundo abierto, y Gran Turismo Sport creó todo un fenómeno de Esports como ningún otro, reinventándose como franquicia en el paso.

Tengo esperanza de que algún día y de la mano de estudios como Criterion, volvamos a ver entregas como Underground y Hot Pursuit, pero para que eso pase, Need for Speed necesita primer plantearse qué quiere ser y a quién quiere satisfacer.