La Roma anunció que necesita 100 millones de euros para hacer frente a los costes derivados de los trámites burocráticos, para así avanzar su mudanza al nuevo estadio en Pietralata. El retraso acumulado repercute en el tiempo y no permitirá abrir la instalación en 2027, tal como el club había previsto. Los Friedkins anunciaron recientemente que han aprobado un gasto de aproximadamente 1,1 millones de euros para financiar todas las intervenciones que exigen las disposiciones.

El conjunto debía presentar los documentos necesarios en 2023, pero luego anunció varias veces el aplazamiento, hasta el último anuncio de Gualtieri, que pospuso la presentación del contrato definitivo para enero de 2025. Las últimas previsiones indican que esta primavera es el momento adecuado para su presentación, aunque todavía no se ha confirmado ningún otro avance.


De todas formas, el pasado 4 de febrero, el conjunto giallorossi anunció que en 2028 se trasladarían al nuevo estadio. Si todo va bien, la aprobación final podría llegar a finales de año, permitiendo cumplir el plazo que la Roma se ha propuesto de inaugurar el estadio en 2027, teniendo en cuenta que la duración estimada de las obras a partir de la colocación de la primera piedra es de 24 meses.

En cuanto a la fecha definitiva en la que la Roma podrá jugar en el nuevo estadio, Ezio Simonelli, presidente de la Lega Serie A, hizo una posible hipótesis: “Estamos esperando el nombramiento de un comisario único para agilizar los procesos burocráticos, porque no podemos permitirnos esperar entre quince y veinte años para la construcción de un nuevo estadio”.