La FIFA manifestó su disposición a iniciar charlas con los organismos correspondientes con la intención de negociar ciertos cambios en el reglamento de los traspasos de los jugadores. Esta decisión se da diez días después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) haya puesto en duda ciertos aspectos de la legitimidad del organismo.

El próximo paso del organismo presidido por Gianni Infantino será realizar una ronda de consulta, que contará con la participación de ligas, clubes, agentes y sindicatos de jugadores. Aquí se tratarán cuestiones sobre el estatus de la FIFA y las transferencias de futbolistas. Esta problemática nace porque en octubre, el TJUE declaró ilegales las normas de la FIFA sobre relaciones contractuales entre jugadores y clubes, ya que afectan a la competencia y a la libre circulación de personas.


El antecedente importante sobre el que nace esta disputa judicial, es el del ex jugador Lassana Diarra. En 2014, Diarra rescindió su acuerdo con el Lokomotiv de Moscú y el Tribunal de Arbitraje Deportivo lo condenó a pagar 10,5 millones de euros en concepto de indemnización. Como resultado, el deportista resultó perjudicado y permaneció sin club durante meses, hasta que llegó a un acuerdo con el Charleroi, de Bélgica, que no avanzó con el trato tras verse obligado a pagar una indemnización al equipo ruso.

Según el régimen actual, que está en vigor desde 2001, se espera que el nuevo equipo pague una multa al equipo anterior. Como el Charleroi se negó a pactar una compensación, la entidad no autorizó el traspaso, y Diarra permaneció bajo contrato hasta 2015, cuando fichó por el Olympique de Marsella. Entonces, la Justicia europea declaró que “estas normas en su conjunto son contrarias al Derecho de la Unión”. Primero porque las normas pueden “obstaculizar la libre circulación de los futbolistas profesionales” que desean jugar en otro club dentro de la UE. Además, porque las reglas de la FIFA entrañan “riesgos jurídicos importantes, riesgos económicos imprevisibles y potencialmente muy elevados, y riesgos deportivos serios que pueden obstaculizar la transferencia internacional de esos jugadores”.