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Lunes 6 de Febrero de 2023
Durante la temporada 2022-2023, el Chelsea de Todd Boehly invirtó 611 millones de euros en refuerzos y para que no le caiga ninguna sanción, debe tomar precauciones respecto a los limites salariales que impone el Fair Play Financiero. Es por esto, que los directos del club londinense, llevan a cabo una estrategia muy particular que les permite que semejante gasto no repercuta tan directamente en las oficinas de la institución.
El objetivo del último tiempo de los Blues es firmar contratos muy largos con los nuevos fichajes y así eludir, de alguna forma, el Fair Play Financiero. Por Mijailo Mudryk, reciente refuerzo, el club inglés pagó al Shakhtar Donetsk 100.000.000 de euros repartidos entre 70.000.000 fijos y unos 30.000.000 en bonus y el extremo firmó un contrato de 8 temporadas, hasta 2031. Enzo Fernández, otra incorporación histórica desde los números, desembolsaron 121 millones por él, firmó hasta junio del 2031. Pero bien, ¿cuál sería la estrategia y la relación con el límite que pone la FIFA en este caso?
Todo se basa en cumplir las restricciones de este tan conocido y resonante, para los clubes europeos, Fair Play Financiero. Una de las preguntas más repetidas durante estos días es cómo puede gastar el Chelsea tanto dinero sin sobrepasar esto. "Lo que el Chelsea ha decidido hacer al firmar refuerzos con contratos muy largos, es repartir el costo de los jugadores por temporadas", explica Kieran Maguire, experto en finanzas deportivas, en Sky Sports News.
"Al firmar a Mudryk en un contrato de ocho años y medio, la forma en que se maneja con fines contables y de Fair Play Financiero, es que toma ese costo de 88.000.000 de libras esterlinas y lo divide entre ocho años y medio, así queda reflejado en las cuentas como poco más de 10.000.000 por temporada”, agrega.
De esta forma, al repartir el gasto en distintas temporadas, el margen de maniobra crece. Hay pros y contras. Si el jugador triunfa, es un acierto para el Chelsea debido a que se revaloriza y lo tiene en “su poder” por lo que tendrá posición de fuerza en el mercado. Ahora, si sale mal, tendrá que negociar para darle salida a un futbolista al que le quedan muchos años en el club, y que puede decidir seguir en Londres cumpliendo su contrato con total normalidad.
El objetivo del último tiempo de los Blues es firmar contratos muy largos con los nuevos fichajes y así eludir, de alguna forma, el Fair Play Financiero. Por Mijailo Mudryk, reciente refuerzo, el club inglés pagó al Shakhtar Donetsk 100.000.000 de euros repartidos entre 70.000.000 fijos y unos 30.000.000 en bonus y el extremo firmó un contrato de 8 temporadas, hasta 2031. Enzo Fernández, otra incorporación histórica desde los números, desembolsaron 121 millones por él, firmó hasta junio del 2031. Pero bien, ¿cuál sería la estrategia y la relación con el límite que pone la FIFA en este caso?
Todo se basa en cumplir las restricciones de este tan conocido y resonante, para los clubes europeos, Fair Play Financiero. Una de las preguntas más repetidas durante estos días es cómo puede gastar el Chelsea tanto dinero sin sobrepasar esto. "Lo que el Chelsea ha decidido hacer al firmar refuerzos con contratos muy largos, es repartir el costo de los jugadores por temporadas", explica Kieran Maguire, experto en finanzas deportivas, en Sky Sports News.
"Al firmar a Mudryk en un contrato de ocho años y medio, la forma en que se maneja con fines contables y de Fair Play Financiero, es que toma ese costo de 88.000.000 de libras esterlinas y lo divide entre ocho años y medio, así queda reflejado en las cuentas como poco más de 10.000.000 por temporada”, agrega.
De esta forma, al repartir el gasto en distintas temporadas, el margen de maniobra crece. Hay pros y contras. Si el jugador triunfa, es un acierto para el Chelsea debido a que se revaloriza y lo tiene en “su poder” por lo que tendrá posición de fuerza en el mercado. Ahora, si sale mal, tendrá que negociar para darle salida a un futbolista al que le quedan muchos años en el club, y que puede decidir seguir en Londres cumpliendo su contrato con total normalidad.
