Para muchos, en la previa, Francia no era una de las candidatas a quedarse con la copa. Porque no venía teniendo buenos resultados, sufrió varias bajas antes de comenzar el certamen (Karim Benzema, N’Golo Kanté, Paul Pogba, etc.) y durante (Lucas Hernández), y la famosa “maldición” pesaba sobre el defensor de la corona (los últimos habían sido eliminados en la fase de grupos). Sin embargo, rompió la racha, fue pasando las instancias y se volvió a meter en la final de un Mundial. Esta vez, se enfrentará a Argentina para conseguir el bicampeonato y su tercer título en su historia.


En silencio y con firmeza, casi como lo hizo en Rusia 2018, Les Bleus jugará el partido definitorio. Con una delantera temible (Kylian Mbappé tiene cinco goles y Oliver Giroud cuatro), puntos altos en el mediocampo (Antoine Griezmann), quizás algunas dudas en defensa, pero la solidez de Hugo Lloris desde los tres palos.

Pasó sin sufrir la primera ronda. Es más, en la segunda fecha ya había asegurado el boleto. Superó 4-1 a Australia y 2-1 a Dinamarca, y tropezó en la última jornada con Túnez por 1-0. Aunque, le alcanzó para ser el primero de la zona y medirse con Polonia en los octavos de final. Ahí, también avanzó de instancia con un 3-1.


En los cuartos le tocó cruzarse con uno de los candidatos. Prácticamente, lo que podría haber sido una final: Inglaterra. Un duelo electrizante, atractivo, sufrido y con un penal desviado por Harry Kane sobre el cierre le permitieron dar un paso más en el certamen por 2-1 y meterse entre los cuatro mejores.

El recorrido lo llevó a chocarse con Marruecos, la sorpresa del certamen, en la semifinal. Sin embargo, pudo imponerse por 2-0 y sacó el boleto a la final. De esta forma, el historial le quedó con cinco victorias, una derrota, trece goles a favor y cinco en contra. Ahora, se medirá con Argentina mano a mano por la Copa del Mundo.