Luego de la última reunión que determinó la repartición de sedes y el pedido formal a la FIFA para adelantar la elección de sede al 2020, testimonios de cada uno de los representantes de cada país revelaron entre otras cosas que será el capital privado un actor preponderante en el desarrollo del proyecto en cuanto a la inversión se trata.
“Es muy prematuro para conocer la envergadura de la construcción total. Además, si somos elegidos para organizar el torneo, deberemos contratar una empresa para que calcule los costos de las obras en cada uno de los países, para que sea todo transparente”, inició relatando Carlos Mac Allister, Secretario de Deportes de la Nación antes de añadir que: “En estas promociones, empresarios de los tres países nos van a ayudar para que los Estados nacionales no deban utilizar un solo precio en promoción”.
En la misma sintonía, fue Fernando Marín, Coordinador General del proyecto para la Argentina quien sostuvo que: “Rusia es el primer gran objetivo de marketing. En esta promoción ninguno de los países pondrá dinero, sino que será a partir de una acción empresaria conjunta”.
Está claro que por una lógica de tiempos y presupuesto a los tres Gobiernos les resulta imposible pero por sobre todo inviable asumir el costo de una operación que se llevará a cabo muy probablemente a partir del 2026, motivo por el cual se vende la propuesta a algunas de las empresas y grupos inversores más involucrados con el deporte que ven a la Copa del 2030 hoy como una oportunidad inmejorable.