Miércoles 30 de Agosto de 2017
Desde Buenos Aires parece inverosímil imaginar que en junio de 2030 el mundo entero le preste atención a lo que suceda en el Río de la Plata con la Copa del Mundo de la FIFA Argentina - Uruguay 2030. Sin embargo, hay motivos concretos para soñar (y trabajar).
La candidatura conjunta para que ambos países obtengan la sede del Mundial que celebrará el primer Centenario del evento deportivo por excelencia es una cuestión de dos Estado(s). Tanto Mauricio Macri cómo Tabaré Vázquez manifestaron en conjunto y por separado que ambos apoyan la idea que en principio surgió entre la AFA y la AUF.
Es más, antes del encuentro entre Uruguay y Argentina en Montevideo por las Eliminatorias Sudamericanas se iba a realizar una presentación formal que se pospuso como guiño a Gianni Infantino, presidente de la FIFA, y Alejandro Domínguez, su par de CONMEBOL. El suizo pidió aplazar este acto hasta octubre, donde podría hacerse presente para darle mayor formalidad al mismo.
Desde lo simbólico, el mérito Albiceleste y Charrúa es indiscutible. Cien años del primer Mundial, celebrado en Uruguay, con ambos como finalistas y los locales campeones. Cuatro títulos del mundo en total. El Maracanazo. Maradona y Messi. Suárez. La pasión rioplatense. El mejor entorno posible para un Mundial de Fútbol.
Aunque, claro, lejos de los petrodólares y estadio de última generación de Qatar, El ímpetu chino o una sólida candidatura europea.
El fútbol sudamericano, como la región, no cuenta con los recursos necesarios para albergar tamaña cita. Brasil aún se recupera del tándem "Brasil 2014 - Río 2016". La infraestructura no acompaña. A excepción del Estadio Campeón del Siglo en Montevideo, no se han hecho estadios o reacondicionado los existentes en el último tiempo.
Más allá de lo que puedan aportar ambos países como financiación pública, el rol privado cumplirá un papel fundamental. Un grupo de empresarios se reunió en lo que se conoce como "Iniciativa 2030" y desde allí buscarán aportar mayores fondos e ideas para financiar el sueño.
Mientras en Argentina cuesta ver más allá de la incipiente Superliga, con más palabras que hechos concretos; Y en Uruguay la dirigencia trabaja para terminar de profesionalizar un fútbol donde Peñarol y Nacional están lejos del resto, 43.5 millones de rioplatenses sueñan. Y tienen motivos para hacerlo.
La candidatura conjunta para que ambos países obtengan la sede del Mundial que celebrará el primer Centenario del evento deportivo por excelencia es una cuestión de dos Estado(s). Tanto Mauricio Macri cómo Tabaré Vázquez manifestaron en conjunto y por separado que ambos apoyan la idea que en principio surgió entre la AFA y la AUF.
Es más, antes del encuentro entre Uruguay y Argentina en Montevideo por las Eliminatorias Sudamericanas se iba a realizar una presentación formal que se pospuso como guiño a Gianni Infantino, presidente de la FIFA, y Alejandro Domínguez, su par de CONMEBOL. El suizo pidió aplazar este acto hasta octubre, donde podría hacerse presente para darle mayor formalidad al mismo.
Desde lo simbólico, el mérito Albiceleste y Charrúa es indiscutible. Cien años del primer Mundial, celebrado en Uruguay, con ambos como finalistas y los locales campeones. Cuatro títulos del mundo en total. El Maracanazo. Maradona y Messi. Suárez. La pasión rioplatense. El mejor entorno posible para un Mundial de Fútbol.
Aunque, claro, lejos de los petrodólares y estadio de última generación de Qatar, El ímpetu chino o una sólida candidatura europea.
El fútbol sudamericano, como la región, no cuenta con los recursos necesarios para albergar tamaña cita. Brasil aún se recupera del tándem "Brasil 2014 - Río 2016". La infraestructura no acompaña. A excepción del Estadio Campeón del Siglo en Montevideo, no se han hecho estadios o reacondicionado los existentes en el último tiempo.
Más allá de lo que puedan aportar ambos países como financiación pública, el rol privado cumplirá un papel fundamental. Un grupo de empresarios se reunió en lo que se conoce como "Iniciativa 2030" y desde allí buscarán aportar mayores fondos e ideas para financiar el sueño.
Mientras en Argentina cuesta ver más allá de la incipiente Superliga, con más palabras que hechos concretos; Y en Uruguay la dirigencia trabaja para terminar de profesionalizar un fútbol donde Peñarol y Nacional están lejos del resto, 43.5 millones de rioplatenses sueñan. Y tienen motivos para hacerlo.