La última protesta que decantó en el paro de futbolistas en el Campeonato Uruguayo no solamente apretó el fixture del certamen en su reanudación, sino que también trajo consigo una vorágine difícil de llevar para la mayoría de entrenadores de los principales equipos.
Una seguidilla considerable de partidos vino con lesiones, amonestaciones e incluso partidos diferidos que terminaron por mermar los planteles de la mayoría de equipos. En este contexto, los entrenadores más experimentados han sacado a relucir sus habilidades y han demostrado adaptación ante los cambios imprevistos que se les presentaron.
Uno de los ejemplos más claros de este fin de semana fue sin duda el de Defensor Sporting al mando de su entrenador Eduardo Acevedo, quien al ver a su mediocampista clave en el funcionamiento del equipo, Carlos Benavídez, llegar al límite de amonestaciones para el último partido frente a El Tanque Sisley en condición de visitante, no dudó en ponerlo en el banco con la consigna clara de ser amonestado.
Sin faltar al respeto al árbitro del compromiso, Benavídez siguió las indicaciones de su entrenador y terminó siendo amonestado luego de repetitivos reclamos desde el banco de suplentes. Lejos de afectar a su equipo dentro del campo de juego, el futbolista cumplirá así su respectiva suspensión este fin de semana y podrá volver a estar a partir de la próxima fecha ya sin ninguna tarjeta amarilla acumulada.