La NBA continúa dejando bastante que desear en la transmisión del juego de las estrellas. El encuentro que se celebró el pasado 19 de febrero en el Gainbridge Fieldhouse de Indianápolis, sede de los Indiana Pacers, con el regreso del formato de Conferencia Oeste contra Conferencia Este, registró un aumento de audiencia del 20% respecto a la edición de 2023, cuando tocó fondo, pero se ha posicionado como la segunda peor audiencia de la historia.

El match registró una media de 5,5 millones de telespectadores, por encima de los 4,6 millones de seguidores registrados en 2023, cuando se firmó la peor cifra jamás alcanzada del All-Star Game.


Pese a los malos registros agregados, el encuentro que se disputó el sábado por la noche, 17 de febrero, obtuvo la mayor audiencia del evento organizado por la National Basketball Association (NBA) desde 2020. Las cadenas audiovisuales promediaron 4,6 millones de espectadores durante esa noche, destacada por un pico de audiencia que se elevó hasta 5,4 millones de espectadores para ver a Stephen Curry enfrentándose a Sabrina Ionescu en un concurso de triples.

Hace dos años, en Cleveland, el partido de las estrellas atrajo a 6,3 millones de telespectadores. Sin embargo, lejos quedan estos datos de audiencia de los 22,9 millones de espectadores que siguieron el encuentro de 1993, en el que fueron furor estrellas de la talla de Michael Jordan, Shaquille O'Neal y Charles Barkley.