El deporte internacional se vio afectado en los últimos meses debido a la pandemia que acechó al mundo entero. Miles de eventos debieron ser aplazados y cancelados para cuidar la salud de los deportistas y del público en general. El básquet no fue la excepción.
Gustavo Arellano, jefe de desarrollo comercial de la FIBA, conversó con Marketing Registrado acerca de cómo la pandemia afectó a la Federación que regula las normas del básquet a nivel mundial.
“Como Federación internacional estuvimos en una posición afortunada, ya que en nuestro ciclo de trabajo, el 2020 era un año con menos eventos. El aplazo de algunos de ellos no significó grandes cambios como sí sucedió con otras organizaciones. Sin embargo, nuestras Federaciones nacionales, que son las que hacen que el básquet se desarrolle y que FIBA exista, sí están en una posición complicada”, comentó Arellano.
Además, agregó: “Muchas federaciones tuvieron que cancelar sus ligas y esto sin duda los pone en una posición económica y organizacional compleja. Esperamos que se de lo que llamamos un “Efecto rebote” y pronto estemos en camino al desarrollo de nuestro deporte nuevamente”.
Si bien el próximo Mundial masculino de básquet se desarrollará en 2023 en Filipinas, Japón e Indonesia, FIBA se plantea varios objetivos a corto plazo a partir de la pandemia:”Desde el punto de vista internacional, nuestro objetivo es que el público retome la confianza para seguir asistiendo a los estadios y que nuestros eventos continúen teniendo la calidad que tienen hasta ahora. La pandemia causó una “llamada a la reflexión” y nos ha hecho repensar nuestro modelo”.
Además, Arellano explicó: “La gran mayoría de nuestras federaciones nacionales no son rentables económicamente, sus modelos económicos no son sostenibles al largo plazo y dependen de apoyos, lo cual es natural, pero este momento es importante para revisar eso justamente. Debemos entender cómo perfeccionar nuestro producto y dar una mejor oferta en cuanto a nuestras competencias. Debemos garantizar una base económica fuerte para que el deporte crezca”.
Por último, en cuanto a los patrocinadores, un importante problema que causó a nivel casi generalizado la pandemia fue la falta de exposición de las marcas. Al no existir eventos, estas perdieron publicidad y varias organizaciones internacionales tuvieron que salir a ofrecer otros métodos de comunicar la relación entre el deporte y las marcas. Este no fue el caso de FIBA.
“La pandemia fue un buen examen para revisar cómo es la relación de FIBA con sus sponsors. Hoy en día podemos decir que pasamos con creces ese examen. La relación es muy buena y de manera bidireccional. Al no tener eventos importantes, si bien solo hemos desplazado los clasificatorios para los Juegos Olímpicos, comercialmente no hubo que negociar compensaciones con nuestras marcas, ya que el evento se realizará en 2021. En nuestro caso, las federaciones si están más comprometidas en el tema económico al haber tenido que suspender la mayoría de ellas sus ligas. En nuestro caso tenemos la flexibilidad del largo plazo para ajustar y en esa línea estamos trabajando”, comentó Arellano.