Zlatan Ibrahimovic es una persona que desea triunfar en todo lo que se propone. Esto puede verse en todos los objetivos y las diferentes propuestas que ha llevado a cabo en su vida, no solo en lo deportivo.

Además de ser un gran jugador de fútbol, el sueco quiso convertirse en un importante empresario de la industria textil. Lo intentó hacer a través de un proyecto en conjunto con la con el grupo Wagner, un gigante de la moda noruega. Con ellos, Zlatan lanzó su propia marca de ropa deportiva llamada A-Z en junio de 2016.

Dos años después, en donde las prendas confeccionadas de alta calidad intentaron quitarles ventas a grandes marcas como adidas y Nike, la marca está por desaparecer tras obtener pérdidas millonarias de 20 millones de euros.

Según el grupo Wagner, los costos altos que implica invertir en la producción de ropa deportiva en Europa, sumado a que las ventas nunca lograron despegar hizo que las perdidas fueran mayores que las ganancias.

“2016 fue el primer año de la compañía y tuvimos altos costes de comercialización. Además de para construir la organización. Pero por supuesto esperábamos mayores ventas y mejores resultados. Sabíamos que no ganaríamos dinero en el primer año, pero las pérdidas son mayores de lo esperado”, comentó el Director Financiero de Dressman, Toralf Riskild.

Además, en 2017 agregó: “Lleva tiempo crear una marca. Ahora nos estamos enfocando en aumentar la conciencia con la ayuda de las tiendas de Varner Group. Es una empresa muy emocionante sobre la que somos muy positivo“. Lo cierto es que finalmente las ventas no lograron crecer.

El último viernes el grupo económico compartió un comunicado de prensa en el que indicaba que tanto ellos como Zlatan Ibrahimovic acordaban terminar la relación laboral, a pesar de que la marca hubiera tenido un sólido crecimiento en 2017. La principal causa comunicada fue el encarecimiento que sufrió la ropa deportiva en Europa.

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