Los múltiples usos que le da anualmente Vélez a su estadio en Liniers le representan ingresos extra por cada temporada, pero al mismo tiempo se traducen en un riesgo inevitable que bien le puede costar más caro de lo que se imagina.

Tal fue lo sucedido esta semana después de que un contrato firmado por la gestión anterior con la banda musical Foo Fighters, les garantizara las instalaciones del José Amalfitani para su recital inicialmente programado para el domingo 4 de marzo, que más adelante fue reprogramado para el miércoles 7 y en donde se exigían cinco días hábiles (en caso de pronóstico de lluvia) para poder armar el escenario.

Sin embargo, un partido de la franquicia argentina de rugby, Los Jaguares, para el sábado 3 del mismo mes obligó a incumplir con una de las condiciones de la banda y por ende la dirigencia actual enfrentará un juicio por daños y perjuicios que equivale a la pérdida potencial de cuatro millones de dólares.

Por el momento, son Sergio Rapisarda y compañía quienes se encuentran negociando con los representantes por la millonaria cifra en juego a raíz de actividades ajenas al fútbol y al club.

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