Curiosidades

La historia de Ian Mckinley, el rugbier que sólo ve de un ojo

La historia de Ian Mckinley, el rugbier que sólo ve de un ojo
Lunes 11 de Diciembre de 2017

En 2010 Ian Mckinley, oriundo de Irlanda, sufrió un accidente jugando un partido y perdió la visión de su ojo izquierdo. En 2011 se vio forzado retirarse. "Estaba jugando para mi equipo en un partido de liga. Me encontraba abajo de un ruck, con sólo dos o tres minutos de juego, cuando lamentablemente un compañero me pisó la cara y me perforó un ojo", contó McKinley en el sitio oficial de la World Rugby en un documental.

A seis años de su retiro, gracias a unas “gafas especiales”, logró cumplir un objetivo: participar de un test match internacional. Pero esta vez no lo hizo vistiendo la camiseta de Irlanda, lo hizo gracias a Italia, que se convirtió en su nuevo hogar.

El apertura fue incluido en la lista de concentrados del seleccionado italiano por el entrenador Connor O’shea, de origen irlandés. Los jugadores estaban citados para participar de los tres enfrentamientos de la gira de noviembre ante, Fiji, Argentina y Sudáfrica.

Mckinley fue el jugador clave de los italianos, a los 61 minutos ingresó a la cancha frente a Fiji, en lugar de Carlo Canna, sumó un penal y ayudó a que su Selección termine con una racha de nueve derrotas. A la semana siguiente jugó contra Los Pumas, a quienes vencieron por 31-15 en Florencia. Días después, ingresó ante los Sprinboks.

Ian fue parte del seleccionado U20 de Irlanda y además debutó en Leinster, equipo por el que pasó el argentino Felipe Contepomi. Luego del accidente y de su operación se quedó una semana en el hospital. Seis meses después realizando rehabilitación, recuperó el 50% de la visión y volvió a jugar.

Con el tiempo ese porcentaje subió a 70, pero en un partido de Leinster, sufrió una catarata y decidió retirarse por miedo a sufrir otro accidente similar y perder la totalidad de la vista. Italia en 2014 firmó con la World Rugby el primer acuerdo para realizar una prueba con gafas de protección.

Así fue como el apertura pudo volver poco a poco a jugar. "Italia me dio muchísimo. Sé que nunca seré 100% italiano, pero es mi hogar y hablo el idioma. Me dieron una oportunidad cuando otros no lo hicieron y por eso estoy en deuda. Vivo acá con mi esposa, cerca de Venice, uno de los lugares más lindos del mundo", dijo McKinley.