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Correr después de los 40 años

Correr después de los 40 años
Lunes 19 de Junio de 2017

La experiencia que te dan los años en el running, te hará metódico y podrás lograr tus objetivos de una forma más relajada y segura.

Correr es una de esas distracciones significativas que hacen nuestra existencia más interesante y estimulante mejorando significativamente la calidad de nuestras vidas.

Los corredores somos conscientes del proceso de envejecimiento: comienzo un poco más lento en las mañanas, padezco unos cuantos dolores y aflicciones de vez en cuando, la cicatrización de las heridas es más lenta, etc; síntomas estos propios de que ya pasamos la barrera de los 40.

La recuperación de un fuerte entrenamiento no se logra tan rápido como antes y se siente varios días después.

Los beneficios de la madurez es el incremento de la concentración, somos capaces de empujar con más fuerza en todas las áreas de nuestra vida y en sentido del entrenamiento, impulsamos nuestro cuerpo más allá de la fatiga. Nos sentimos más cansados cuando nos agotamos y la recuperación requiere más tiempo. También, generalmente, existe mayor presión en nuestras vidas, el trabajo, la familia, etc, que se agrega a las dificultades de correr y al tiempo de recuperación.

También se cree que comer en exceso o el abundante consumo de elementos grasos, conducen a bajo rendimiento. Las ventajas de mayor descanso y comer ligero son más importantes al paso de los años.

Tomado del “Libro del Corredor”. Jeff Galoway.

EMPEZAR O VOLVER A CORRER…

¿Cuántas personas conocemos que han empezado a aficionarse al mundo del running después de cumplir 40 años? Los motivos pueden ser múltiples, desde el deseo de volver a tener una buena forma física hasta bajar de peso, liberar tensiones o adquirir hábitos de vida más saludables.

Sin embargo, son varias las cuestiones que tendremos en cuenta antes de salir a correr:

1- Es importante consultar antes al médico de confianza. Un electrocardiograma e incluso una prueba de esfuerzo permiten que estemos seguros de que podemos realizar la actividad física y el running, pero sobre todo, despejan cualquier duda al respecto.

2- Cuidar la calidad del equipamiento que permiten que los corredores de cualquier nivel practiquen su deporte con la máxima comodidad y seguridad.

Respecto a las zapatillas, hay que elegir un modelo en función del tipo de pisada, peso, exigencia y de las características del terreno de entrenamiento (asfalto o tierra). En cuanto a la ropa, prioriza los llamados materiales técnicos, que garantizan un buen aislamiento térmico al tiempo que aseguran un buen control de la temperatura corporal.

3- Es importante que cuando empieces a correr lo hagas progresivamente. Al principio, prueba con trayectos cortos y a ritmo lento. Sólo hay que tener en cuenta el kilometraje semanal que no debe aumentar de manera demasiado brusca. Respeta unos incrementos escalonados de alrededor del 10% para evitar lesiones.

Algunos consejos:

- Alternando trote y marcha rápida es una buena manera de aumentar la duración de los entrenamientos sin generar fatiga ni malas sensaciones durante el esfuerzo.

- Cambia regularmente de recorrido para evitar la rutina y el aburrimiento.

4- Sé constante, si no puede ser diario (sobre todo en un primer momento), al menos tiene que ser regular. En general, se considera que 3 estímulos semanales son un buen punto de partida. Intenta variar los entrenamientos, por ejemplo:

- Sesión de 50 minutos de running suave, que puedas mantener una conversación.

- Sesión de 45 a 50min en total: 20 minutos de entrada en calor, 10 minutos de running (lento y cada vez más rápido) alternando 30 segundos rápidos con 30 segundos de marcha rápida o trote si estamos bien de aire y para terminar, por supuesto, 15/20 minutos de vuelta a la calma y estiramientos.

- Sesión de 40 minutos en total: 20 minutos de entrada en calor, 10 minutos a un ritmo sostenido que no permitan mantener una conversación y al terminar, 10 minutos de vuelta a la calma y estiramientos correspondientes.

Existe evidencia creciente de que podemos influir en el proceso de envejecimiento mediante hábitos sanos y no sólo tenemos mejor oportunidad de vivir más tiempo, sino que también podemos mejorar significativamente nuestra calidad de vida.