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Se nos muere el fútbol

Se nos muere el fútbol
Lunes 22 de Agosto de 2016
Pequeño favor le han hecho los Juegos Olímpicos al fútbol en el formato que todos conocemos.

Demostraciones de deportividad, gestos de dignidad y falta de "actings" baratos ponen en evidencia ante miles de millones de televidentes la decadencia del futbol en general.

Esta degradación moral del fútbol se acrecienta aún más cuando miramos los titulares de los diarios, los casos de corrupción, el estado de los clubes -que poseen ingresos millonarios-, incluso las declaraciones de los jugadores, que cuando las comparamos con los deportistas olímpicos notamos esa alucinante carencia del “cassette” para declarar. Otro síntoma de lo lejos que está el fútbol de ser un deporte admirable.

Rio 2016, mostró deporte genuino, sin peinados, sin millones en muchos casos. Pero aun así en los casos en donde se mueven estos dichosos millones, los atletas muestran dignidad, espíritu deportivo, fair play, y hasta vuelven a las bases cada 4 años para reencontrarse con lo más profundo del amor por la camiseta de sus respectivos países. Muchas veces resignando dinero y tiempo con sus familias.

En los Juegos Olímpicos, pudimos ver nobles duelos deportivos, altos niveles de respeto por los rivales. No se vieron pantomimas ni gestos grandilocuentes, demagógicos, para ganarse aplausos de una parcialidad.

Atletas despojados de maquillaje de profesionalismo, regresando a las bases. No fingiendo lesiones o faltas del contrario, peleando cada punto como si fuera el último.

En Argentina, la situación del fútbol es patética. Aun no hay calendario de campeonatos, la Asociación del Fútbol Argentino esta intervenida tanto por la justicia como por la FIFA, el máximo exponente del fútbol argentino, Lio Messi auto-alejado de la Selección, y hasta el 2015, el Estado Argentino destinando más dinero en un año al fútbol que en cuatro años (ciclo olímpico) al deporte de alto rendimiento en general.

El futbol se ha dormido en sus laureles, en sus colchones de euros, y ha perdido la esencia del deporte, quedando muy en evidencia cuando se presta un poco de atención al deporte olímpico.

Las empresas también comienzan a ver al movimiento olímpico como un ámbito de respeto, de deportividad genuina, en donde los gestos de mala educación son reprobados y los de fair play son premiados, más allá de las medallas y las banderas.

Este ámbito, para marcas comerciales, también es menos hostil que en el fútbol, en donde “los bandos” también se aplican para las marcas, generando simpatía y antipatía por igual en los seguidores.

Mientras tanto, seguiremos disfrutando de las repercusiones de Río y esperando que Tokio 2020 llegue pronto.